Cuando vi sus
fotografías por primera vez me sentí conmovida ante la belleza
captada en un momento único e irrepetible. Puro amor. Eso es lo que
se refleja en los rostros, las poses, los gestos, los cuerpos.
Mujeres en estado de ebullición. La vida que se asoma. El nacimiento
que fluye. La emoción a flor de piel. Abrazos y besos cargados de
fuerza. Llantos de alegría. Recibimientos. El primer asomo al mundo.
La lente de Natalia Roca logra retratar la felicidad de parir en
libertad, sin miedos. Ante la pregunta de cómo se define, la
fotógrafa nacida en abril de 1976, prefiere utilizar las palabras:
inquieta, apasionada, optimista. A través de su mirada sensible, ya
ha registrado cuatro alumbramientos en hospitales y diez en
domicilios. Además, ella y su pareja decidieron recibir a dos de sus
hijos en su propio hogar. En una entrevista para El Género en
Plural, advierte que “la violencia obstétrica en Argentina está
naturalizada en las instituciones hospitalarias” y reclama la
reglamentación y aplicación efectiva de la ley 25.929 de parto y
nacimiento respetado.
¿Por qué elegiste
la fotografía?
La fotografía me
eligió a mí. Y fue un enamoramiento sin mucha sazón al comienzo,
principalmente empecé a fotografiar porque necesitaba trabajar.
Luego descubrí que me interesaba un as- pecto de la fotografía,
aquel relacionado al registro documental, donde plasmaba un mensaje,
lo que yo interpretaba del tema elegido. Donde podía comunicarme,
allí siento que yo comencé a elegir la fotografía.
¿Cómo fue tu
camino con la profesión?
Desde chica me vinculé a experiencias
artísticas, dibujo, cerámica, pintura. Estudié diseño industrial
sólo para darme cuenta que lo que me interesaba real- mente era el
arte; así hice 4 años de artes plásticas, orientándome a la
escultura y antes de terminar la carrera comencé mi caminito en la
fotografía. Hace ya 14 años que trabajo y vivo de ésta profesión
que amo.
¿Cuál es tu
búsqueda o tu mirada en lo que haces?
Tiene que ver con una
perspectiva documental, tiene que ver principalmente con el
mensaje; con la búsqueda de lo que quiero transmitir, mi postura
respecto a cierto tema. Es un punto de vista desde el lenguaje
fotográfico.
¿Por qué
decidiste fotografiar los nacimientos en casas? ¿Cuándo y cómo
comenzaste a hacerlo?
Esta inquietud surge a partir de mi experiencia
como madre (3 partos: uno medicalizado y dos partos respetados en
casa) y de mi lenguaje (la fotografía) y necesidad de transmitirlo.
Tal vez porque foto- grafiar partos me recuerda a los propios:
revivir una vez más la alegría de la vida, la alegría de parir en
libertad, la fuerza de la cual somos capaces. Un parto respeta- do es
un proceso liberador. El objetivo es visibilizar y difundir. Por- que
se desconoce que es posible parir de otra manera. Se desconoce que
puede ser una experiencia transformadora. Amorosa. Para
cuestionar/reflexionar en torno al modo actual de atención en el
parto don- de diariamente se reproducen practicas denominadas
violencia obstétrica. Cada una de las fibras de mi ser indica que mi
lugar en este mundo y que esta maravillosa profesión que he elegido,
se completan cuando logro trasmitir en imágenes otra manera de parir
y de nacer. Que es posible recuperar la memoria ancestral de nuestros
cuerpos, que han sido solapados por esta cultura del objeto y de la
medicalización. Que es posible parir rodeados de cariño, en
nuestros entornos familiares, sin más que la oxitocina generada por
nuestro propio organismo. Que el lugar más seguro es aquel en donde
no sentimos miedo, ni desamparo. Don- de somos libres de movernos y
libres de decidir. Este proyecto nace a raíz de mi interés en
difundir que es posible otro paradigma en el parto y el nacimiento.
¿Cómo describís
esos momentos? ¿Cómo es la experiencia de estar presente en un
parto?
Estar en esos momentos es una experiencia de amor inigualable.
Hay entrega, sensualidad, temores que son atravesados,
acompañamiento, sabiduría femenina. Es poderoso. Se siente una
energía vital que moviliza y es transformadora.
¿Sos madre? ¿Cómo
fue parir?
Soy madre de tres niños. De mis tres hijos, el mayor
nació en una clínica, él me enseño que en mis próximos partos
debía buscar, intuitivamente supe que parir tenía que ser de otra
manera. Los partos de mis siguientes hijos, mucho tiempo después,
fueron en casa. Juntos con mi pareja tomamos esta maravillosa
decisión. Nos informamos, muchísimo. Asistimos a re- uniones que
nos empoderaron y tuvimos la enorme confianza de profesionales que
nos acompañaron en éste proceso. Parir en casa responsablemente,
siendo conscientes de cada etapa del proceso fue lo más maravilloso
que nos pasó y literalmente nos cambió la vida, trajo un caudal de
aprendizaje y de confianza en nosotros y en nuestras elecciones de
vida.
¿Cuál es tu
postura o tu análisis frente a la situación de parir hoy en
Argentina?
La violencia obstétrica en Argentina está naturalizada
en las instituciones hospitalarias bajo protocolos de rutina
realmente innecesarios en embarazos de bajo riesgo. No solo a nivel
institucional sino también culturalmente aceptamos estas prácticas
violentas, entregamos nuestros cuerpos y con ello nuestro saber
ancestral a la mira- da académica del saber médico; ignorando nuestras
percepciones y necesidades más básicas. Somos atropelladas desde la
ignorancia. La atención en el parto tiene que ver actualmente con un
enfoque desde la enfermedad y no desde la salud; si queremos
modificar este paradigma debemos dejar de ver a una embarazada como
una enferma.
¿Qué reflexión
harías sobre el parto respetado?
Mi reflexión apunta a que
reconozcamos al parto respetado como un derecho, considero posible y
además absolutamente necesario se implemente ésta práctica en
hospitales públicos para que se garantice el derecho al parto
respetado y el acceso gratuito al mismo. Además el reclamo principal
tiene que ver con la reglamentación de la ley 25.929 (sancionada en
el 2004) para que sea de efectiva aplicación en todos los hospitales
públicos y clínicas privadas del país, para que todas las mujeres
vivamos un parto respetado.